Este contrato de arrendamiento regula el uso temporal de un inmueble. El arrendador, como propietario legítimo, cede el inmueble al arrendatario, quien lo recibe en buen estado con el respaldo de un obligado solidario. El arrendatario deberá pagar una renta mensual por adelantado dentro de los primeros cinco días del mes y entregar un depósito equivalente a un mes de renta, que será devuelto al final del contrato si no hay adeudos ni daños.
La vigencia del contrato es de un año, con posibilidad de renovación bajo acuerdo, ajustando la renta según inflación o negociación. El arrendatario debe mantener el inmueble en buen estado, cubrir servicios básicos, solicitar autorización para modificaciones y respetar las normas de uso establecidas. Está prohibido subarrendar, almacenar sustancias peligrosas o alterar el uso del inmueble.
En caso de desocupación, el arrendatario debe devolver el inmueble en las mismas condiciones iniciales. Si se rescinde anticipadamente, se aplicará una penalización de tres meses de renta, y el arrendador podrá rescindir el contrato ante incumplimientos graves o actividades ilícitas. Este documento establece los derechos y responsabilidades de las partes, garantizando un uso adecuado del inmueble.